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9/1/10

The SCREAM at night Cap. 4 - mordida de vampiro

El sol acababa de salir. Tom estaba sentado en un tronco hueco que había en la entrada de su casa, sin dejar de leer una y otra vez la carta. Sus tiernos ojos de color marrón dejaban caer una que otra lágrima, cada vez que leía la carta le resultaba un poco más duro para él. Toda la mañana permaneció ahí, pensando en una manera de poder encontrar a su hermano gemelo, si es que este aun estaba con vida. Aunque después de tantos años a cualquiera le resultaría imposible siquiera encontrar el cuerpo.
Mientras, no muy lejos de ahí, Melanie daba una caminata matutina junto con su padre, el Dr. Sebastian. Él era el médico del pueblo y un amigo muy íntimo de los Fithcher. Aunque era bastante hipócrita con ellos y con ideologías muy diferentes a las que James tenía.
Su hija y él fueron a donde Tom se encontraba, con el simple afán de molestarlo, como siempre lo hacían. – ¿miren a quien tenemos aquí? A nuestro pequeño e inocente amigo, Kaulitz- dijo arrebatándole la carta de las manos. Tom se incorporó inmediatamente para quitársela, pero ella sólo le alejaba más la carta mientras la leía. -¿Quién es Bill? ¿Otro estorbo más?
-¡dame eso, que no es de tu incumbencia!- exclamó Tom. Melanie seguía sin devolverle la carta. Hasta que de pronto alguien se la quitó de las manos a Melanie. Ella volteó inmediatamente. Había un muchacho, de la misma edad que ella, bastante alto, con el cabello corto, sus preciosos ojos eran de color azul turquesa. No era de facciones tan finas como las de los vampiros, aunque si era bastante atractivo.
-creo que Tom tiene razón esto no es de tu incumbencia- dijo el muchacho leyendo las primeras líneas de la carta.
-Klaus, yo pensé que estabas fuera del pueblo- dijo Melanie, se notaba en su voz y en su cara ruborizada que estaba nerviosa.
-estaba, pero recibí una carta anoche de que mi padre había enfermado y vine a ayudar a mi madre con la cacería- explicó Klaus.
-¿James Fithcher está enfermo?- preguntó Sebastian interesado. Klaus asintió, su mirada era de angustia y preocupación, por no saber que era exactamente lo que a su padre le sucedía.
Desde el interior de la casa pudieron escuchar un quejido, Klaus y Tom entraron a la casa para averiguar que era lo que sucedía. Encontraron a Leslie llevando un jarrón con agua caliente a la habitación donde James estaba. –Klaus, que bueno que llegas- dijo Leslie al ver a su hijo –será mejor que entres a ver a tu padre.
Ambos entraron a la habitación, se veía que James estaba sufriendo por la fuerte mordida que el vampiro le había dado. La sangre le quemaba en su interior como si un poderoso veneno estuviera haciendo efecto en él. Pareciera como si estuviese muriendo. Era un completo infierno, uno que parecía no tener final. Leslie comenzó a preocuparse, de todas las veces que un vampiro había mordido a James, en ninguna se había puesto tan grave como esta vez. Probablemente era porque ya no era tan joven como antes y por lo tanto le afectaba más la mordida. –Klaus, ve por Sebastian, a lo mejor sabrá que hacer.
-No es necesario que me llamen, ya estoy aquí- dijo Sebastian de repente entrando a la habitación –escuché que mi buen amigo, James estaba enfermo así que decidí venir a atenderle- Sebastian llevaba una valija, al parecer con medicinas y esas cosas. –por favor, Leslie, dile a los muchachos que salgan de aquí… y quédense afuera mientras yo reviso a James.
Leslie accedió y salió junto con los chicos. Esperando alguna respuesta positiva del doctor. Pasaron cerca de dos horas, cuando finalmente salió Sebastian. Aunque no con una mirada muy placentera, se notaba que las noticias no eran del todo buenas. Sebastian tomó un respiro y después comenzó a explicar – como ya saben es una mordida de vampiro, pero no es algo que yo haya visto antes… el vampiro que lo mordió ha de haber sido de la familia real… quizás James ya es un poco viejo o quizás ambas… pero no puedo decir con exactitud si se salvará o no- dijo seriamente.
-No, no… dime que se puede hacer algo Sebastian, por favor…- dijo Leslie de rodillas frente a Sebastian sin poder dejar de llorar.
-Hay algo que se puede hacer… puedes hacer un té con estas hiervas- dijo dándole una especie de hiervas extrañas –y con una toalla frotar sobre la herida… es lo más que puedo hacer por él.
-Algo no me huele bien aquí- susurró Tom en el oído de Klaus. Sebastian escuchó y fulminó a Tom con la mirada.
-Mira Kaulitz, creo que yo sé más que tu así es que no te metas en el asunto- dijo enojado y se fue hacia su casa.
Melanie lo siguió como un cachorro que sigue a su amo cuando lo ve partir. Le preguntaba una y otra vez que era lo que sucedía sin respuesta alguna por parte de su padre. Justo cuando llegaron, Sebastian cerró la puerta fuertemente, su mirada seria se había esfumado y comenzó a reír satisfactoriamente. –si, finalmente- se decía al él mismo. Aunque Melanie no lograba comprender por que razón.
-¿Padre?- preguntó -¿Qué es lo que pasó?
-James Fithcher, nuestro gran líder, está enfermo…- dijo con una sonrisa hacia su hija –imagínate, si muere, alguien tiene que tomar su lugar ¿o no?... y ese alguien seré yo… finalmente llevaré a este miserable clan de licántropos a la gloria, a derrocar a los vampiros, y volvernos más temidos que ellos.
-¿Cómo piensas tener tu el poder? si por ley, el siguiente líder sería Klaus, si su padre fallece él toma el poder.
-Oh, pero puedo convencer a los demás de que Klaus aun es muy joven y Leslie no puede tener el mando sola
-Me gusta como piensas padre- dijo ella con una sonrisa malévola, se notaba que tenía obscuras intenciones –finalmente podré ver sufrir a ese idiota de Kaulitz.
-Una vez que James muera, tú tendrás el honor de matarlo y hacerlo sufrir… sólo espera unas cuantas semanas y todo estará listo... por primera vez los vampiros resultan útiles para algo… ¿recuerdas esas hiervas extrañas, que antes de ser contadas resultan ponzoñosas?
-si, me contaste una vez que descubriste de la cicatrización de las heridas es más lenta si estas tienen contacto con la piel.
-Le mentí a Leslie y le dije que con esas hierbas podría salvar a su esposo- dijo orgulloso de si mismo. Melanie abrazó a su padre fuertemente. Ambos ya tenían en mentes sus planes para cuando James

En casa de los Fithcher, mientras tanto. Tom y Klaus tenían la ligera sospecha de que algo no marchaba bien con las famosas hierbas que Sebastian le recomendó a Leslie. Aunque por desgracia Leslie no se había percatado del asunto. –Klaus, sospecho que Sebastian no quiere que tu padre se recupere- susurró Tom.
-Yo también sospecho lo mismo… esas hierbas, se parecen a unas que me provocaron un salpullido hace unos meses cuando las toqué- le contó Klaus a Tom – mira, te voy a decir algo, desde que lo conocí Sebastian siempre me ha dado mala espina.
-¿crees que a mi no?
-Bien, cambiando de tema… ¿Qué era esa carta que Melanie te quito? Digo, leí las primeras líneas pero no completa- Tom la sacó de su bolsillo, y se la entregó. El rostro de Tom se notaba un poco triste, al recordar cada palabra de lo que la carta decía.
Klaus leyó la carta con mucha atención, quedándose asombrado por que Tom tenía un hermano gemelo. No sabía ni siquiera que decir, era algo increíble. –Supongo que ahora querrás encontrar a Bill ¿no?- masculló Klaus, Tom asintió. –será muy difícil, y tal vez ni siquiera este vivo, pero te ayudaré en lo que sea.

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